Blogia
Sección Sindical de CC.OO. en el Hospital de Cabueñes (área V del SESPA)

MANIFIESTO LEIDO POR CARMEN GOMEZ OJEA EN LA CONCENTRACION DEL DIA 19

MANIFIESTO LEIDO POR CARMEN GOMEZ OJEA EN LA CONCENTRACION DEL DIA 19

Esta plaza mayor gijonesa es ágora y foro,lugar de conceyu, de asamblea y de reunión para alegrías y jolgorios, y también, como ocurre hoy, esta tarde de junio, ya en vísperas del verano, para expresar malestares como son la inquieted y desazón que producen a la ciudadanía de esta villa lo que ocurre en uno de sus corazones, porque las ciudades tienen tres corazones, porque las ciudades tienen tres corazones como los pulpos: uno es la enseñanza, otro el espacio de lo lúdico que forma parte de eso que se llama cultura, y el tercero la sanidad que aquí padece taquicardias y arritmias por no vivir de forma saludable, ya que el Hospital de Cabueñes sufre de una intolerable escasez de personal en todas las áreas, lo que resulta extraño teniendo en cuenta que su clientela habita una de las zonas más pobladas de Asturias. Y esa creencia trae ineluctablemente una cola interminable y desdichada angustia, ansiedad, malestar y fatiga por parte de agentes y pacientes, de modo que quienes deben ser curadores y sanadores se agotan, sufren accidentes laborales y enferman, y en consecuencia, los enfermos y su entorno familiar, por su parte, no pueden ser atendidos de manera adecuada, como debieran, en cuanto a cuidados, información y trato. La clase trabajadora tiene derecho a realizar sus quehaceres sin perder, en ningun momento ni situación, su condición humana y no verse obligada a cosificarse, convirtiendose en robot o máquina, porque en ese caso, se vulneran también los derechos de los pacientes a ser tratados como personas e igual que objetos numerados.

Esta ciudad crece, se ensancha, y se levantan hoteles de varias estrellas para turistas y viajeros. Por eso resulta absurdo y disparatado que no cuente también con un gran hospital de lujo, a no ser que la insensatez presuponga que esa población flotante sea semidivinal e incólume a cualquier mal o percance, y se olvide al mismo tiempo que los lugareños estamos aquí también de paso, que hasta la más sana sea enfermable y el más parecido a un roble puede en un pispás astillarse, que un día moriremos, y que, en Gijón, la vida de la mayoría de sus gentes empieza en Cabueñes, donde se arreglan sus averías y dolencias, y termina en una de sus camas. Por eso, las gijonesas y gijoneses queremos y necesitamos un hospital, en el que el personal tenga tiempo para sonreir y no llevar puesta una careta de zombi inexpresivo y cansado, para hablar del sol o de la lluvia y no solo de medicación, y tambien para escuchar, y no unicamente para oir, como el goteo de un grifo, lo que les dicen los enfermos y acompañantes. Y ésa es la razón por la que hoy, desde esta plaza de los acontecimientos comunitarios, estamos pidiendo en voz muy alta que la gerencia del hospital, de pie o sentada, dialogue ya, sin más demoras, con los sindicatos, y garantice sin sombras ni dudas una sanidad pública gijonesa, no de cinco estrelas, sino de constelación, de galaxia, de primera división.

 

                              Salud y anarquía

0 comentarios